La architextualidad es un recurso de tipo retórico mudo, cuyo fin es abarcar los párrafos dentro de un grupo de rangos abstractos o significativos. Estos grupos pueden ser: modelos de discurso, formas de enunciado, clase literaria.
De hecho, la architextualidad se encuentra ubicada en la categoría más profunda de intertextualidad por lo que los párrafos especiales precisan de ella. Por otra parte, esta figura literaria se ubica en el quinto lugar dentro de las categorías textuales de trascendencia denominada transtextualidad.
Formas que se manifiestan dentro de la transtextualidad
La transtextualidad refiere a la presencia activa de una oración en otra y el cruce de tantas oraciones en una. Por consiguiente, podemos distinguir cinco formas de relacionarlas, estas son:
Intratextualidad
Son aquellas relaciones que se presentan en los párrafos y que son creadas por el mismo autor.
Intertextualidad
Son aquellas donde existe una conexión entre dos o más párrafos copresentes y a su vez, la figura real de un párrafo.
Paratextualidad
Es aquella donde existe un cúmulo de interrogantes sin respuesta que están formadas por la conexión con otros párrafos de manera menos clara y más separada de lo que se puede observar en la intertextualidad.
Metatextualidad
Es aquella en donde observamos la presencia de anotaciones dentro de los párrafos que los enlazan con otros sin mencionarlos.
Architextualidad
Recurso mudo presente en párrafos y textos de diferentes categoría sin perder el orden o estilo narrativo.
Hipertextualidad
Son aquellos donde se puede visualizar vínculos que unen un párrafo (B) con su anterior (A).
Ejemplos de architextualidad
- Virgilio simulando a Homero produce la architextualidad dando paso a la existencia de un mismo género mítico.
- Guzmán simulando al Lazarillo produce la architextualidad dando lugar a la existencia de un mismo género novelístico.